lunes, 15 de marzo de 2010

Libertad y censura.

Es curioso mi caso. Mi intención siempre ha sido decir lo que siento sin miramientos, como me nace, pero siempre termino censurándome. Cuando escribo algo me siento satisfecho de ser fiel a mí mismo expresándome sin tapujos. Pero después interviene una especie de conciencia moral (no quisiera usar este término porque siento que está asociado con religión, además de que me considero amoral, pero bueno) que me dice "te excediste, deberías corregir u omitir eso". En parte está bien porque a veces no me mido y tiendo a abusar de mi libertad de expresión, emitiendo juicios de valor alevosa y gratuitamente, como si fuera un líder de opinión. Pero a la vez implica "aplanar" lo que realmente quiero transmitir.

Yo no sé qué alcance tenga lo que escribo, pero lo que menos quiero es insultar a nadie. Por ejemplo, hablar de religión es un tanto escabroso, por ser un tema que involucra pasiones. Hay gente cuyo sostén interno es su sistema de creencias religioso, y criticarlo es atentar contra él. Yo no soy religioso, pero tampoco soy ateo. Simplemente creo en Dios como una potencia o inteligencia creadora, idea que podría ser ridiculizada por los ateos (que a veces me parecen fanáticos de la Lógica), lo cual me importa poco. Que Dios no sea tangible no quiere decir que no exista. Por otro lado aborrezco las características que la religión inventa sobre Dios, de contínuo enriquecidas por los creyentes, atribuyéndole cualidades y defectos humanos de forma arbitraria y en absoluto comprobables. Al no tener a Dios presente lo suponen bondadoso, omnipotente, castigador, etc, reduciéndolo a un personaje caricaturesco, como si eso lo hiciera tangible.

¿Hasta aquí he ofendido a alguien? Yo considero que no, pero tal vez lo antes dicho sea suficiente para ser odiado por los creyentes y despreciado por los ateos a pesar de que usé la religión sólo como ejemplo de la auto-censura que constantemente me impongo.

Parecerá que no tengo mayor interés que lo que me ocurre sólo a mí, pero no es así. Tengo miles de intereses, como todos. De hecho, vivo prácticamente volcado al exterior. Pero mis opiniones sobre otros temas resultan a veces excesivas así que trato de mantenerme "dentro de la línea" y ser, en contra de mi voluntad, políticamente correcto. Y si me atrevo a cruzar la línea lo hago en tono de disculpa, lo cual detesto; otras veces suavizo el texto hasta que pierde sentido o de plano elimino el post. Pero eso no quiere decir que no tenga claras mis ideas.

Ya sin tanto "rollo" lo que quiero decir es que lo que escribo aquí ha pasado por un filtro moral y quizá no refleja fielmente lo que pienso. Comienzo a escribir por la satisfacción (¿y el riesgo?) de decir lo que me nace pero termino mesurándome por evitar discordias y tener la conciencia tranquila. Este es mi 3er blog y aún no consigo un equilibrio entre ambas posturas.

Sin embargo me encanta bloguear. Curioso, ¿no?

lunes, 1 de marzo de 2010

Mi otrora auto-descripción.

Lánguida y un tanto escabrosa, la escribí el año pasado en Myspace, encapsulado en un estado de ánimo bajo; pero entonces no percibía esos matices en ella:

Me gustaría tener una capacidad de observación tal que me permita describir a detalle mi mundo interior. Pero por más exacta que fuera se tornaría obsoleta pronto, porque la psique vive mutando; así que es prácticamente indefinible. Pero eso no impide un ensayo en base a ciertos rasgos persistentes.

Introvertido, incomprendido, meditativo, solitario, contradictorio, observador y a veces ingenioso. Creo ser común y corriente. Mi introversión, al ser tomada por el vulgo como soberbia, me ha castigado con un aislamiento desmedido, que por sí sola no hubiera generado.

Me he tomado el estoicismo muy en serio, no por gusto ni voluntad, sino por necesidad. Podría prescindir de él, pero lo llevo tan arraigado que se ha vuelto una directriz fundamental en mi vida... por no decir que un estorbo.

La soledad es edificante si se sabe ver, pero asfixiante sin su contraste: el tráfago, el bullicio, el estruendo. Por cierto que la soledad no es sinónimo de calma. En soledad los demonios internos no tardan en aparecer.

La inspiración es un estado que se me fue literalmente de las manos; si no me hubiera abandonado, podría decir que soy dibujante. El impulso creativo sigue latente, pero la disposición que antes fluía por mi sistema, simplemente desapareció, de lo que se deriva una decepción y un desconcierto con los cuales tendré que aprender a vivir si el "feeling" no vuelve.

El Amor es el tema universal, lo único que conmueve al hombre hasta el tuétano. Podría decirse que es el sustento del alma; sin embargo no puedo decir mucho al respecto, mas que lo considero incierto, distante e inalcanzable, y por ende un mito, una ilusión, a la cual temo me entregaré ciegamente y al máximo si se presenta como posible. Entonces será una realización, o una tragedia, o una trágica realización, o una debilidad. Le he visto acercarse vacilante...

Una de las cosas que me cuesta más trabajo es hablar de mí mismo. Por más que intento plantear un esquema sobrio, para simular cordura, tiendo a exponer ideas y complejos que me incomodan. No quiero decir que es un ejercicio penoso, pero sí una especie de exorcismo involuntario. Hay una Sombra que interviene y habla o escribe por mí, hastiada de mi pasividad y mesura, exponiendo aspectos de los cuales no me avergüenzo, pero sí me producen cierto descontento.

En síntesis: soy esquizoide.