Me sucedió algo interesante con este libro. Al leerlo, sabía que el autor trataba de comunicar algo importante pero yo no era capaz de profundizar en ello. Sentía que, aunque lo leía con detenimiento no podía captar la esencia del mensaje. La mía era una lectura superficial. A pesar de que traía el libro conmigo a todas partes, no lograba penetrar en lo que me podía transmitir realmente.
De repente, por fin pude «entrar». No sé si alguien recuerde los estereogramas: aquellas imágenes planas en las que hay que entornar los ojos de cierta forma para poder ver lo que encierran. Bien, pues al comprender el libro ocurrió eso mismo, pero en mi mundo psicológico. Así que, para mi, ese libro tiene dos niveles de lectura distintos, si se puede decir así. Supongo que no es el libro en si, sino la filosofía de Krishnamurti. Quizá habría experimentado el mismo fenómeno con «Más allá de la violencia» o «El vuelo del Águila» si los hubiese leído primero. Pero no tenía otro libro mas que ese y no sabía nada del autor.
No sé si el libro me ha cambiado la vida pero ciertamente ha influido en mi forma de pensar y a la fecha lo sigo leyendo. Es uno de esos libros que considero «infinitos» en el sentido de que siempre puedo extraer algo más de ellos.
Fue una gran experiencia haberlo descubierto.
Krishnamurti en California, 1972. |