miércoles, 9 de noviembre de 2016

5 hábitos que adquieres cuando eres pobre.

Como actualmente están de moda los «top 5» o «top 10» de lo que sea, ahora le voy a recetar al lector ocasional un top 5 de tristes y deplorables hábitos que se adquieren durante un periodo prolongado de austeridad. Así que, a lo que venimos:

5. Échale agua a los frijoles, «pa´ que rindan». Principio economizador de los guisados hechos en casa, añadirles agua para generar la ilusión de que más agua equivale a más alimento y por lo tanto hemos comido más.

4. «Todavía sirve...». Este hábito combate directamente aquello de la obsolescencia programada y el deterioro natural de las cosas extendiendo su uso más allá de lo digno: la playera super vieja que puede remendarse una y otra vez, ese par de zapatos cuya suela puede reemplazarse, el rastrillo de filo infinito, el limón ya sin jugo que aún puede dar de sí una gota más si se le exprime a conciencia, la bolsita de té que rinde tres tazas, las pilas «AAA» para el control remoto que se recargan si se dejan una hora al sol.

3. Buitre de supermercado. Vas al supermercado con el dinero contado, sabes perfectamente qué comprar. Pero deambulas el área de comida en busca de las charolas de queso y jamón, degustando una y otra vez como si de verdad fueras a comprar, para una vez apaciguada tu hambre te alejes con rostro indiferente.

2. Zombie social. El paréntesis obligado cuando tu poder adquisitivo se halla mermado. No requiere mucha explicación, es la consecuencia lógica de no tener el dinero que las reuniones sociales exigen. Como cualquier evento de interacción humana implica comida, bebida o transporte, auténticos lujos en tu precaria posición, has de aplicar el máximo ingenio para un pretexto que justifique tu ausencia sin que las sospechas recaigan  en lo evidente.

1. Complejo de Diógenes. La emulación del cínico griego. Esto es abrazar la pobreza en tu alma. Convencerte a ti mismo de que en realidad no necesitas todo aquello que deseas y de hecho te sientes más liviano, más libre, más «espiritual». Has encontrado la felicidad en el prescindir y convertido tu pobreza en un noble ejercicio de humildad. No eres pobre por circunstancias ajenas a tu control sino que lo has elegido y te gusta serlo. 😲


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