jueves, 27 de febrero de 2014

El gran Jodorowsky.

[Mi pequeña diatriba hacia dicho personaje en una conversación] Me parece un personaje que explota la vena "espiritual" para lucrar con su ego y ser algo así como un gurú "sofisticado".

Es la pedantería absoluta, quiere ser todo: poeta, filósofo, cineasta, peluquero, plomero, mesero... todo quiere ser. Y que lo admiren si se saca un moco y se lo come.

Sé que la mayoría lo admira, si no toda su "obra", al menos le admiran una o dos frases que le leyeron en Twitter o le escucharon en voz de Antonio Esquinca (¡Guuaaaauuu!).

Me desagrada un tanto y no puedo sumarme ni un ápice a la euforia que extrañamente causa en la mayoría de la población. Pero siento que gran parte de sus admiradores confunden esa altanería con grandeza.

Será que lo que ofrece Jodorowsky es de fácil consumo (la frase bella e ingeniosa, la filosofía fantástica pero simplista); solo así puedo explicarme la fascinación de las masas con él. Les da algo que pueden digerir y les hace sentir especiales. No digo que sea gente tonta; más bien es gente perezosa (que no quiere pensar por si misma).

Jodorowsky es a la mente lo que una sopa instantánea al cuerpo: de consumo rápido, satisfactorio, pero que a la larga produce desnutrición.

miércoles, 26 de febrero de 2014

Mi "zeitgeist" literario en 2013.

-Enero:
"Inglés idiomático 1". Eugene Long.
"El método fácil y rápido para hablar eficazmente". Dale Carnegie.

-Febrero:
"Matar un ruiseñor". Harper Lee.
"Las sandalias del pescador". Morris West.
"Tiburón". Peter Benchley.
"El parque Gorki". Martin Cruz Smith.

-Marzo:
"El hombre mediocre". José Ingenieros.
"El engaño". Alberto Moravia.

-Abril:
"Servidumbre humana". W. Somerset Maugham.
"Descansa en paz". John Ajvide Lindqvist.

-Mayo:
"Francesco: una vida entre el cielo y la tierra". Johana García.

-Junio:
"Werther". J. W. Goethe.

-Julio:
"La conquista de la felicidad". Bertrand Russell.

-Agosto:
"Metamorfosis". Franz Kafka.

-Septiembre:
"Batallas en el desierto". José Emilio Pacheco.

-Octubre:
"El guardián entre el centeno". J. D. Sallinger.

martes, 25 de febrero de 2014

Her.

El amor entre los humanos es imperfecto: se puede acabar, nos puede derrumbar o hasta destruir. Pero es irreemplazable y no se puede sustituir con artilugios tecnológicos que al final tampoco nos salvan de ser lastimados.

En el amor no hay nada seguro, pero aún así uno debe arriesgarse. Y si las cosas no resultan como hubiésemos querido, cuando menos fue una vivencia genuina o no tan ficticia.

Toda la película tiene un tono melancólico. Hasta los momentos en que él es feliz tienen un trasfondo triste. El único amor real, que le hizo sentir realmente vivo, fue el que hubo entre su esposa y él. Incluso sus recuerdos de ese amor son muy coloridos, contrastando con el resto de la película, que tiene un tono amarillento.

A fin de cuentas el amor ocurre dentro de uno, y lo proyectamos en alguien (o algo) de fuera que no siente lo que siente uno y no podemos transmitírselo por más que lo intentemos. Cada ser humano está condenado a la soledad de su propio mundo.