sábado, 28 de septiembre de 2019

Leer es para burgueses.

El jueves 26 de septiembre hubo en el centro de la ciudad de México, una marcha en memoria de 43 supuestos estudiantes desaparecidos hace cinco años en Ayotzinapa, tema irrelevante pero muy explotado por los de izquierda. Daño colateral de esa marcha lo sufrió una sucursal de la librería Gandhi, con algunos saqueos, un intento de incendio y una pinta que decía “leer es para burgueses”.

Cada vez que reactivo Facebook tengo la “fortuna” de leer cada cosa. Esta vez tropecé con un post de una chica celebrando el vandalismo a la librería Gandhi. Borró su post al día siguiente a pesar de la tremenda aprobación y no se me ocurrió tomar una captura, pero básicamente decía que ese tipo de locales merecen el vandalismo por sus elevados precios y hacer de la literatura un lujo para seudo intelectuales, a la vez que hizo defensa de autores de bajo perfil. Justificó los daños causados alegando que a la empresa le sobran recursos para repararlos a la vez que invitó la compra de libros en librerías de viejo.

No comparto la premisa de “leer es para burgueses”. ¿Desde cuándo los libros se han vuelto inaccesibles? Desde cualquier dispositivo se puede acceder a libros en pdf. Hay “burgueses” que no leen, y no todo el que compre un libro en Gandhi es necesariamente “burgués”. ¿Y qué tiene qué ver que la empresa sea capaz de indemnizar los daños, con la licencia para causarlos? Una cosa no justifica la otra. Legitimar el vandalismo sin razón es propio de una persona que, efectivamente, jamás ha abierto un libro.

Decía la chica que, por ser Gandhi una empresa más próspera que editoriales pequeñas, es válido causarle pérdidas. No se pone a pensar que Gandhi empezó como un proyecto pequeño que fue creciendo hasta ser la empresa que es hoy. O sea que si una de esas editoriales “underground” que tanto defiende comienza a crecer, considerará válido causarle pérdidas. Será el objetivo a atacar por el “delito” de atreverse a prosperar. No se trata de si la librería vende caro su producto, se trata de acceso a la cultura. Una librería que cierra es pérdida para todos.

Su poco criterio llegó a lo insultante al valorar un libro por el modo en que se distribuye, en vez de por su contenido. Que un libro se publique de forma independiente no lo hace bueno por default, así como un libro exhibido en Gandhi no es forzosamente malo. ¿Qué pasaría si la Gandhi decide distribuir un libro independiente, de los que ella tanto defiende? Según su lógica, tendría que ser quemado en el acto.

Luego descubrió el hilo negro al escribir "esa librería es puro negocio". La literatura toda es negocio. El 99 por ciento de los autores publican con intención de que su libro se venda lo más posible, incluso los que ella asume son mejores por ser poco difundidos. También cabe la posibilidad de que no son leídos por ser autores mediocres, pero a la chica esto no se le ocurre.

En fin, se vale ser imbécil pero no airear la imbecilidad en redes. Toda su diatriba deja entrever que le encoleriza no tener el nivel económico para adquirir esos libros, cuando da lo mismo acceder a ellos en formato digital o en librería. Lo importante es el contenido. Ah, pero son los burgueses los obsesionados con lo material.

Las personas de izquierda comparten casi todas este defecto: tienden a despreciar todo aquello que no pueden adquirir y buscan su aniquilación, simplemente porque no puede ser suyo. Atacan lo que desean en vez de atacar su propia incapacidad para generar un mayor ingreso monetario. En vez de buscar cómo prosperar, se enroscan en una maraña ideológica que les convence de que está bien ser mediocres y que la búsqueda de prosperidad es una siniestra y mezquina trampa capitalista. Un cóctel para el resentimiento.

Por eso es difícil hallar un "zurdo" feliz. De hecho su conversación siempre gira en torno a equis enemigo, oculto o manifiesto, que se empeña en mantenerlo subyugado. Una mentalidad paranoica que casi siempre conduce a un comportamiento airado, de revanchismo. 

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