Ahora las feministas alegan que esta última trilogía de Star Wars ofende a las mujeres porque las representa como entes vulnerables y promueve la violencia de género. ¿No esta saga tiene como personaje principal a una mujer, que por cierto es superior a todos los jedis anteriores? Rey fue hecha a medida de las femiz: es la más poderosa, es invencible y capaz de proezas que sus antecesores no. Resulta que les parece frágil por toda la violencia en que se halla envuelta. Las femiz ignoran que obviamente, como todo personaje principal, Rey tiene que estar en medio del conflicto inherente a la historia.
Hicieron esta infumable saga específicamente para complacer al colectivo progre. Poco faltó para que Rey apareciera envuelta en pañuelos verdes. Bastardearon SW para hacer felices a las feministas. Y salen con que es opresiva y poco “woke”. Un colectivo con tal grado de disconformidad ya está pisando los terrenos de la esquizofrenia. Las peticiones que hace el feminismo a la cultura son imposibles de cumplir, en tanto que están formuladas no para ser satisfechas sino para perpetuar su disconformidad. Un colectivo eternamente descontento no es tenaz sino dañino porque no busca justicia: quiere doblegar.
Quede claro que no soy fan de Star Wars. Siempre me ha parecido una historia cutre y aburrida. Pero nos guste o no, es un producto importante en la cultura pop. No imagino un mundo sin Star Wars.
Terminator Dark Fate retoma la historia desde Terminator 2. Intenta ser la secuela oficial omitiendo películas posteriores. No le falta acción y es entretenida. Muchas secuencias son déjà vu de las ya vistas en Terminator 1 y 2, plagio aprobado por el propio James Cameron. La película se enfoca mucho en la reivindicación del poder femenino.
Una de las mejores formas de vender algo es transmitirlo como algo íntegro al personaje, sin evidenciarlo grotescamente. Originalmente, Sarah Connor se torna badass para proteger a John, no para demostrar lo “empoderada” que está. Su fortaleza nace del amor por su hijo, no de una impostura ideológica. Reinventada desde el feminismo, es inhumana, hueca e idiota.
El otro personaje, Grace, es peor: sólo le falta mascar y escupir tabaco. Más que guerrera, se comporta como camionero. Es extraño que una película que pretende glorificar a la mujer, le añada exageradas características masculinas a los personajes femeninos. Quiere volverlas más hombres que un hombre.
Los realizadores ya deberían notar que las feminazis a quienes dedican sus productos no suelen consumirlos. Ellas no pagan una entrada, sólo se cercioran de que tal o cual película se ajuste a su narrativa, pero no la ven. Así que el principal target no consume estos bodrios. Y como de antemano el sector que podría consumirlos ha sido excluido (hombres y mujeres racionales y fans old school) son productos que básicamente nacen muertos.
El feminismo racional es necesario. El problema es el radical que quiere, literalmente, castrarnos a todos. Hiede a sociopatía. No está mal que haya panfletos feministas disfrazados de película, pero que se quiera encapsular el cine entero dentro de la ideología ya comienza a parecer adoctrinamiento.
El jueves 26 de septiembre hubo en el centro de la ciudad de México, una marcha en memoria de 43 supuestos estudiantes desaparecidos hace cinco años en Ayotzinapa, tema irrelevante pero muy explotado por los de izquierda. Daño colateral de esa marcha lo sufrió una sucursal de la librería Gandhi, con algunos saqueos, un intento de incendio y una pinta que decía “leer es para burgueses”.
Cada vez que reactivo Facebook tengo la “fortuna” de leer cada cosa. Esta vez tropecé con un post de una chica celebrando el vandalismo a la librería Gandhi. Borró su post al día siguiente a pesar de la tremenda aprobación y no se me ocurrió tomar una captura, pero básicamente decía que ese tipo de locales merecen el vandalismo por sus elevados precios y hacer de la literatura un lujo para seudo intelectuales, a la vez que hizo defensa de autores de bajo perfil. Justificó los daños causados alegando que a la empresa le sobran recursos para repararlos a la vez que invitó la compra de libros en librerías de viejo.
No comparto la premisa de “leer es para burgueses”. ¿Desde cuándo los libros se han vuelto inaccesibles? Desde cualquier dispositivo se puede acceder a libros en pdf. Hay “burgueses” que no leen, y no todo el que compre un libro en Gandhi es necesariamente “burgués”. ¿Y qué tiene qué ver que la empresa sea capaz de indemnizar los daños, con la licencia para causarlos? Una cosa no justifica la otra. Legitimar el vandalismo sin razón es propio de una persona que, efectivamente, jamás ha abierto un libro.
Decía la chica que, por ser Gandhi una empresa más próspera que editoriales pequeñas, es válido causarle pérdidas. No se pone a pensar que Gandhi empezó como un proyecto pequeño que fue creciendo hasta ser la empresa que es hoy. O sea que si una de esas editoriales “underground” que tanto defiende comienza a crecer, considerará válido causarle pérdidas. Será el objetivo a atacar por el “delito” de atreverse a prosperar. No se trata de si la librería vende caro su producto, se trata de acceso a la cultura. Una librería que cierra es pérdida para todos.
Su poco criterio llegó a lo insultante al valorar un libro por el modo en que se distribuye, en vez de por su contenido. Que un libro se publique de forma independiente no lo hace bueno por default, así como un libro exhibido en Gandhi no es forzosamente malo. ¿Qué pasaría si la Gandhi decide distribuir un libro independiente, de los que ella tanto defiende? Según su lógica, tendría que ser quemado en el acto.
Luego descubrió el hilo negro al escribir "esa librería es puro negocio". La literatura toda es negocio. El 99 por ciento de los autores publican con intención de que su libro se venda lo más posible, incluso los que ella asume son mejores por ser poco difundidos. También cabe la posibilidad de que no son leídos por ser autores mediocres, pero a la chica esto no se le ocurre.
En fin, se vale ser imbécil pero no airear la imbecilidad en redes. Toda su diatriba deja entrever que le encoleriza no tener el nivel económico para adquirir esos libros, cuando da lo mismo acceder a ellos en formato digital o en librería. Lo importante es el contenido. Ah, pero son los burgueses los obsesionados con lo material.
Las personas de izquierda comparten casi todas este defecto: tienden a despreciar todo aquello que no pueden adquirir y buscan su aniquilación, simplemente porque no puede ser suyo. Atacan lo que desean en vez de atacar su propia incapacidad para generar un mayor ingreso monetario. En vez de buscar cómo prosperar, se enroscan en una maraña ideológica que les convence de que está bien ser mediocres y que la búsqueda de prosperidad es una siniestra y mezquina trampa capitalista. Un cóctel para el resentimiento.
Por eso es difícil hallar un "zurdo" feliz. De hecho su conversación siempre gira en torno a equis enemigo, oculto o manifiesto, que se empeña en mantenerlo subyugado. Una mentalidad paranoica que casi siempre conduce a un comportamiento airado, de revanchismo.
La premisa es simple: hombre anacrónico y cansado tiene una última pelea para proteger a un indefenso en un mundo que no es el suyo. Planteamiento ya visto en Batman: The Dark Knight Returns, Gran Torino, Logan o Blood Father. Aquí, un Rambo ya viejo abandona su retiro para enfrentar al crimen organizado en pos de rescatar a su sobrina. Una oscura ampliación a la ruta del héroe.
Rambo Last Blood puede resultar chocante para algunos debido a su violencia extrema. En México dudo que eso signifique un punto en contra. Habituados como estamos a la violencia (la sufrimos y ejercemos muy a gusto) lo que muestra la película sigue siendo leve en comparación con cualquier video de ejecución real que circule en redes sociales.
Hay cosas que para la audiencia general quizá resulten muy ajenas. El mundo en que Rambo se interna al cruzar la frontera parecerá acorde a la ficción de tan siniestro, pero la realidad es que ese tipo de gente y lugares existen. Ocurren cosas peores que lo mostrado en la película. La escena donde miembros del crimen organizado se abren paso impunemente entre la policía no es exageración. Es conocido el vínculo entre los cárteles y el estado. Que la película lo resalte mucho no lo hace ficticio.
En lo personal siempre he encontrado agradable el arquetipo del tipo sombrío que hace justicia por mano propia. No estoy peleado con ese concepto. Death Wish, Dirty Harry, Punisher, apuntan a la necesidad del individuo por compensar la incompetencia de las autoridades. La violencia extrema a la que a veces recurren, es otra cosa.
La mayoría de las críticas a Rambo Last Blood han sido desfavorables, pero esto tiene su explicación y no es por la película en sí. Los llamados progres suelen cargar las tintas contra lo que no se aviene a su ideología. Su idea de un mundo mejor tiende a un delirio de control y censura absolutos. Buscan carcomer incluso películas hechas para mera distracción. Nada se salva de su tiranía.
Es absurdo buscar una crítica honesta, por ejemplo, en Rotten Tomatoes, que ha sido tomada por la progresía. El plan es encauzar todas las opiniones hacia su ideología hasta adueñarse de cada plataforma, para ejercer activismo desde cada una de ellas. Lo cual no implica que la película sea mala, sino que las críticas intentan socavarla por no avenirse a su narrativa.
En mi opinión, Rambo Last Blood está muy bien lograda. Te respeta como espectador al asumir que eres lo suficientemente maduro como para confrontar escenas fuertes. En cuanto a hacer rabiar a los progres, lo ha hecho excelente. Basta un veterano de guerra de 70 años con un cuchillo, para detonar la conocida indignación sobre un racismo, misoginia y conservadurismo rancio, que en este caso son inexistentes. Me explico:
Dicen que Rambo es racista: tan no lo es, que ha adoptado como familia a dos mujeres latinas.
Dicen que Rambo es misógino: tan no lo es, que arriesga su vida en un entorno peligroso para salvar a su sobrina del crimen organizado.
Dicen que Rambo es machista: tan no lo es, que siente empatía y afecto. Cuando atacan a uno de los suyos, lo defiende.
Dicen que Rambo es conservador: no hay apología velada o explícita al gobierno de Donald Trump.
Según los progres, la masculinidad es un patrón de conducta dañino que debe desaparecer. Su propuesta es un patrón opuesto, que nos convirtamos en pequeños hombrecitos apagados y sumisos: niños soya faltos de testosterona. Consideran que Rambo es un personaje fuera de su tiempo, que trae al presente el peligroso arquetipo de tipo duro, auto suficiente y resuelto.
Durante esta semana vagando por internet, di con el streaming de un usuario que se auto proclama periodista. En realidad no sé si realmente lo sea, pero hay que reconocer que se esfuerza. Sus transmisiones tienen bastante calidad; en cuanto al contenido o la llamada línea editorial, eso no me atrevería a elogiarlo.
En un momento dado hizo pausa al tema original y dijo saber mucho de budismo, tanto, que incluso poseía dos estatuas de Buda. Las mostró a la cámara y comenzó a contar una historia con metáforas de esas que son recurrentes en toda corriente de desarrollo espiritual. Le escribí que ambas estatuas representaban personajes y filosofías distintas. Una era Buda el Iluminado, y la otra era Budai, símbolo de la alegría y la prosperidad. Comenté que la confusión proviene de la similitud del nombre, error que se ha propagado en occidente.
Me dijo “amigo, no te hagas bolas; además, cuando quieras te doy cátedra de budismo”. Le dije que sería interesante recibir cierta instrucción para aclarar dudas, y que el narcisismo moral no era propio del budismo, aludiendo a su obvia pretensión de saber tanto. En ese momento me echó de su streaming y ya no pude acceder nuevamente.
Supongo que no debí decir eso, pero también creo que se sabe más de una persona por sus reacciones que por lo que dice. No soy defensor del budismo ni tengo afinidad por esa doctrina, como tampoco me importa si alguien decide abrazarla. Por un tiempo tuve interés en ella y concluí que, aunque no resulta satisfactoria para todos y tiene deficiencias atroces, aún ofrece algo sobre lo cuál reflexionar. Pero creo que el budismo ha sido secuestrado por una masa de gente que gusta revestirse de él sin aplicarlo en absoluto. Me atrevería a asentar que todo aquél que anuncie a viva voz su amor al budismo, no lo practica para nada. Y que hay personas que sin hacer la mínima alusión al él, quizá lo han entendido mejor. Basta observar cómo se comporta la gente que se arroga grados espirituales: es incluso más resentida y perversa que la gente normal.
El budismo se ha convertido en el comodín al que se recurre primero cuando se trata de obtener un encumbramiento inmediato a ojos de los demás. Cuando nos sabemos vacíos y carentes de cualidades reales, basta decir que somos budistas y tirar retahíla espiritual, para subsanar las deficiencias que queremos ocultar. Con la ventaja adicional de que, al ofrecer cualidades que no tienen cimiento en el mundo material (el nivel espiritual es algo que no se puede medir o comparar), somos inmunes a una valoración objetiva. El budismo es el refugio perfecto porque ofrece a cualquiera la facilidad de aparentar virtudes sin que se le pueda exigir evidencia concreta de ellas. Es una especie de atajo, un documento falso que nos acredita como algo que no somos.
Película sobre Joe Weider, pionero del culturismo y fundador de la Federación Internacional de Fisicoculturismo (IFBB). Si bien en su momento el fitness no era un concepto desconocido (gracias a Jack Lalanne, el padrino del fitness), tampoco formaba parte de la vida del ciudadano común. Joe se propuso hacerlo un hábito general.
Las actuaciones son pobres y algunas situaciones son de telenovela. Todo está relacionado con el culturismo, incluso la muerte, lo que hace que algunas líneas sean chuscas ("los veré desde el cielo, vigilando que realicen la última repetición de cada set"). El actor que interpreta a Weider tiene el carisma de una tabla, es inexpresivo. El personaje antagónico es el clásico malvado que ríe siniestramente después de formular sus planes.
La película tiene hechura similar a las que realizan los grupos sectarios con fines proselitistas. Es como un filme cristiano o de cienciología, solo que aquí la religión es el culturismo. Pero la ambientación de los años cuarenta y cincuenta está bien lograda.
La escena medular es cuando Weider conoce a un joven Arnold Schwarzenegger, que está entrenando con barriles de vino en un escondrijo oscuro. Weider le extiende un dibujo en el que Arnold se reconoce. Weider le explica que ha dibujado ese arquetipo toda su vida. Ese encuentro supone un parteaguas.
El tema que siempre se escamotea es el uso de esteroides y esta película comete la misma omisión. Quien quiera enterarse del consumo subterráneo de esteroides deberá hacer una indagación propia en foros de internet. Y de tantos documentales solo hay uno honesto, "Bigger, Stronger, Faster", que expone el uso de sustancias por todos aquellos que se dicen “naturales”.
Si bien la intención de Weider era popularizar el culturismo, a casi ochenta años sigue siendo una práctica ajena al hombre común. La película muestra cómo Weider traiciona su propio objetivo: de ser éste hacer del culturismo algo colectivo, termina convirtiéndolo en algo de élite, buscando “especímenes“ inusuales para usarlos como imagen de la IFBB.
El culturismo no es para todos. No se puede masificar una práctica que exige un desembolso importante: gimnasio, alimentación, suplementos, implican un gasto que pocos pueden efectuar. Sin embargo, el discurso sigue siendo que todos deberíamos dedicar tiempo, dinero y esfuerzo a la consecución de un físico excepcional. Esta contradicción entre el ideal y la realidad suele frustrar a los que han picado el anzuelo. Así, lejos de provechoso se torna opresivo.
El culturismo actual solo genera morbo ante los cuerpos hechos de esteroides que no lucen sanos ni estéticos. De hecho, en una entrevista el propio Arnold Schwarzenegger señala la decadencia del culturismo actual y propone su depuración: un regreso a los ideales estéticos de la llamada Era Dorada.
Escribir sobre un tema que no es de mi interés suele darse cuando alguna situación desagradable me ha alcanzado. Tarde o temprano iba a llegar el momento en que me viera obligado a mencionar algo sobre el feminismo. Últimamente me he visto bombardeado con panfletos digitales al respecto. Aún así, quiero mantener mi blog limpio de estos asuntos.
Hace poco recibí por DM un meme feminista: mostraba una mujer desaliñada y con sobrepeso como fondo (no lo coloco aquí porque sería de mal gusto). Era un manifiesto tajante sobre la exclusión de los hombres en la lucha por los derechos de la mujer, porque todos los hombres son opresores, sin excepción, decía la consigna. En fin, cosa suya, se respeta.
Pero cuando los hombres marcan distancia para protegerse, entonces ellas se entrometen. Los mgtow por ejemplo, han adoptado una resolución honesta y racional: vivir para si mismos sin atarse a una relación que podría tornarse en su contra. Jamás he visto (ni habrá) una manifestación de mgtows haciendo de víctimas, burlándose o denigrando a las mujeres. Sin embargo, mgtow es blanco de ataques constantes.
La mayoría de las veces, cuando un hombre opina sobre el feminismo es porque llegó una feminista a restregarle su discurso. En vez de atacar a todo el género masculino, deberían enfocarse en esos abusadores que refiere el meme: proxenetas, productores de cine y televisión, explotadores. E incluir en su proselitismo a actrices porno, escorts, prostitutas, para no dejarse explotar por aquellos.
Dicen "no queremos intervención de ningún hombre"... excepto cuando se trata de recibir subvenciones. No queremos participación del hombre, solo sus impuestos. O sea, feminismo patrocinado, al menos en parte, por "el patriarcado", lo cual es hipócrita y contradictorio. Ignoro de qué vericueto se servirán para justificar esto y tampoco me apremia saberlo.
Las feministas jamás estarán contentas. No van a parar hasta coartar lo más posible al género masculino porque no buscan igualdad, quieren ir más lejos, anhelan la supresión. Ya fantasean cómo prescindir del hombre para su reproducción, a raíz de una noticia sobre una anaconda que se fecunda a si misma (partenogénesis). La utopía final de las feministas es la erradicación del hombre, o confinarlo en un rol de mínima participación. No estoy diciendo que lo lograrán, digo que lo harían si pudieran.
Los discursos radicales no paran: una vez han cumplido su meta, en vez de detenerse, intentan ir un paso más adelante, y otro, y otro. Ahí está el socialismo, el Nazismo, el Islam, la progresía barata y demás ideas zombi. ¿Estoy diciendo que me opongo a la lucha por la dignidad y derechos de la mujer? Absolutamente no. Pero rechazo el feminismo nauseabundo que ha secuestrado y deformado tan imperioso propósito.
Ya nos queda claro que las feministas no quieren intervención del hombre. Me parece bien: vive y deja vivir. Entonces que ellas dejen vivir en paz a los demás. Luchen por lo que les plazca, pero sin estar fastidiando ni rapiñando a aquellos que odian. Porque fastidiar a otros es involucrarlos. Y se supone que no quieren involucrar a nadie. A mi me parece excelente: que se encierren en su burbuja. Así, todos felices.
Si defendéis la libertad de la mujer pero no su libertad de ser vientre de alquiler, prostituta, actriz porno, azafata, de derechas, liberal... Es que no defendéis la libertad o que no sabéis que significa la libertad.
— Libertad y Lo Que Surja 🇦🇩 (@Slaanesh_Adria) July 31, 2019
Lords of Chaos (2018) es la historia de la banda de death metal Mayhem, célebre en los 90’s no precisamente por su música. En la película destaca la rivalidad entre los integrantes principales, Euronymous y Vikernes (éste tenía su propia banda, Burzum) que desemboca en abierta enemistad y duelo de egos por auto proclamarse el verdadero rey del death metal noruego. Hay cuatro escenas escabrosas (no sé cuál de ellas sea peor) entre otros desmanes del llamado Círculo Interno. Una biografía más acabada se encuentra aquí. Lo más interesante fue la recepción de la película.
Tanto trues como posers hallan ofensivo el filme por no ser lo suficientemente exacto, como si las biopics fueran fieles a los hechos (a otros les hiere que no se romantice debidamente esta historia). No importa cómo se monte una película sobre el metal, la base de fans jamás la aprobará, y menos si es repudiada por el propio Varg Vikernes. Cualquier referencia a su sub cultura proveniente de alguien ajeno a ella, ofenderá gravemente su auto estima metalera. Opino que se peca de ingenuo al esperar exactitud al contar tan grotesca historia en una hora y cincuenta minutos de filme.
En esta tribu urbana se afirma con altanería que «el metal es para metaleros». Curioso: jamás he sabido que los propios metaleros tengan la iniciativa de producir una biopic a su gusto y superior a esta que tanto les ha herido. Son muy entusiastas para expresar unánime indignación pero apáticos para unirse en pos de un proyecto común, siendo precisamente ellos los indicados por conocer a fondo el tema. He ahí lo que ocurre en torno a esta película: enojo ante la sátira de un puñado de adolescentes desorientados con tendencias auto destructivas, que hacían música inane y de dudoso valor. Cómo tomar en serio a los metaleros si su celo inquisitorial alcanza lo ridículo.
Spider-Man: Far From Home se aleja del tono apocalíptico de Infinity War y Endgame para ser una típica de aventuras adolescentes. Como si después de los eventos de Endgame el mundo se hubiera vuelto medio simplón. Así que la película alterna entre chistes para niños y escenas de puro cgi. Recuerda un poco a Iron Man 3: personaje antagonista resulta ser mera fachada de un grupo de resentidos que quieren venganza. Mysterio es solo un montaje.
Tom Holland, que interpreta a Spider Man, tiene carisma pero es poco expresivo. Siempre reacciona con cara de espantado o sorprendido ante todas las situaciones (eso choca un poco porque, después de haber enfrentado a Thanos en otro planeta, a Peter deberían importarle un comino los percances más mundanos y terrestres). Este actor me causó decepción desde Endgame, al arruinar la escena más importante: la muerte de Tony Stark. Ahí pretende hacer como que llora, pero es incómodo de ver. De hecho toda la escena es totalmente anti climática y no conmueve en absoluto. Se tenía qué decir y se dijo.
No todo son efectos por ordenador pero parece que la gente ya se conforma con eso. Días antes de ver FFH vi Spiderman 3 de Sam Raimi en tele abierta. Basta ver esa mala película para notar que La Ruta Del Héroe está presente con mucho más fuerza en aquella trilogía que en esta nueva saga. Tanto Homecoming como Far From Home no han pasado de peripecias que casi ridiculizan al personaje en vez de darle profundidad.
Este nuevo Spiderman es unidimensional y para compensarlo le han añadido algo que lo distorsiona para mal: hereda la tecnología y recursos de Tony Stark. Así, tiene más de geek que de super héroe, es más gadget que humano. Un pequeño Gary Stu, un niño mimado que se ha ahorrado gran parte del camino y hasta se permite evadir su responsabilidad como sucesor de los Avengers. Interesa más cómo será su nuevo traje o la IA que lo asesore, que su desarrollo como héroe. La expectativa es puesta en lo accesorio, no en lo esencial.
De los personajes secundarios no hay mucho qué decir. Sólo están ahí para secundar a Spiderman con alguna tontería o ser salvados por él. Algunos han equiparado a estos personajes con The Breakfast Club. La comparación está fuera de lugar porque son completamente opuestos. Los chicos del Breakfast Club enfrentan juntos a un tirano, superan sus diferencias, se sinceran, se quiebran y finalmente conforman una hermandad. Decir que los personajes de Far From Home son similares es adjudicarles cualidades que están a años luz de poseer.
Ya que Spiderman es engañado con diversas ilusiones, la moraleja es: no creas todo lo que ves. Bien puede aplicarse a la propia película. No asumas que por formar parte del UCM, Far From Home es automáticamente una excelente película. El título se antoja hasta metafórico porque Spiderman se halla muy, muy lejos de su origen y los elementos que le añadían sustancia.
Unas breves líneas para denunciar un abuso por parte de INVEA. Colocó en mi puerta un sello de suspensión por un negocio que ni siquiera tengo. Tampoco recibí notificaciones previas; el sello apareció obstruyendo el acceso, así, arbitrariamente.
Es absurdo que INVEA ponga un sello de “suspensión de actividades” en un domicilio particular donde ¡no hay negocio alguno! Ni siquiera se tomó la molestia de verificar o comprobar que dicho negocio existe. Jamás se comunicó conmigo, físicamente o por escrito.
Me pregunto qué criterios usa INVEA para determinar la colocación de un sello de suspensión en un domicilio donde no hay negocio. Qué gana o qué espera ganar. O es tal la impunidad de este organismo que se permite fastidiar a los ciudadanos colocando sellos sin fundamento.
Obviamente no quitaré el sello porque implica cárcel. Pero tampoco voy a soltar dinero en el proceso que implique removerlo: me opongo a este tipo de extorsiones veladas. No conozco a fondo INVEA pero se evidencia como un organismo por lo menos cuestionable.
No sé qué se figure INVEA. Quizás asume que el ciudadano común se quedará impávido. No es así: soy consciente de mi insignificancia ante un organismo amparado por el estado. Pero eso no significa que obviaré el agravio resignándome a su intento de extorsión.
Hubiera preferido manejar este incidente con discreción, lejos de redes sociales. Pero tengo un adulto mayor, angustiado por esto. Si el gasto emocional repercute en su salud, señalo a INVEA como responsable directo. Es obsceno violentar la paz de un adulto mayor.